Todos tenemos en la memoria aquel mediático viernes 12 de mayo, en el que todos los medios de comunicación abrían sus informativos con la noticia de un ciberataque que afectaba a usuarios y empresas de todo el mundo. Aquel fatídico “viernes negro” todos fuimos conscientes de lo frágiles que podemos llegar a ser ante un ciberataque si no tomamos las medidas adecuadas.
Muchas veces las organizaciones no son conscientes de que pueden ser objetivo de este tipo de ataques y, por supuesto, de las implicaciones que pueden llegar a tener para su negocio. Tendemos a pensar que nadie nos va a atacar porque no somos grandes corporaciones, es un error pensar que estamos a salvo.
Cultura de ciberseguridad
Los delitos cibernéticos aumentan, y cada vez más debido a que se han convertido en un negocio lucrativo, así lo atestiguan las cifras, con un espectacular crecimiento de los ataques por ransomware en el 2016. Y desde luego, no hay que esperar que este panorama cambie a mejor en los próximos tiempos.
Es evidente, que no somos conscientes de los riesgos a los que estamos expuestos y que, nos falta cultura de prevención. Damos poco valor a realizar acciones que nos ayuden a prevenir el impacto que, este tipo de ataques, pueden tener en nuestra organización. Es sencillo observar cómo, tras un ataque, las empresas buscan soluciones para recuperar la información perdida.
La formación y concienciación, nuestra mejor arma de defensa
En muchas ocasiones no somos conocedores del poder de ciertas herramientas no tecnológicas como la formación y la concienciación. Tenemos a nuestro alcance un instrumento realmente valioso. Mediante la formación y la concienciación, focalizando en aspectos que nos ayuden a conocer los riesgos a los que nos enfrentamos y a cómo actúan los “malos”, nuestros usuarios serán capaces de detectar, entre otros, correos “sospechosos”, ataques de phising, o de algo tan importante como la divulgación de información confidencial de nuestra organización. De esta forma, nuestros usuarios se convertirán en los mejores antivirus.
Conclusiones: La ciberseguridad es cosa de todos
Hoy en día, nadie pone en duda que las TIC son una parte fundamental de nuestras vidas, por tanto, es lógico pretender que la ciberseguridad forme parte fundamental de nuestro día a día. Los “malos” están ahí fuera, y cada vez sus ataques son más numerosos y más sofisticados. Por tanto, ya no vale la excusa de “esto no me va a pasar a mí”, “¿quién se va a fijar en mí?”, es sólo cuestión de tiempo que podamos ser atacados.
Ahora más que nunca, debemos hacer que la ciberseguridad sea parte de nuestras vidas, y no sólo algo de lo que nos acordemos cuando sucede algo grave que perturba nuestra tranquilidad.
