Con la llegada de los dispositivos móviles e Internet, el comportamiento del consumidor ha cambiado de manera radical.
La hiperpersonalización de los productos, la búsqueda de la calidad a precios competitivos, la accesibilidad de los usuarios a los productos y servicios desde cualquier parte del mundo y la importancia que cobra tangibilizar los valores de la empresa, ha radicado en la necesidad de que las organizaciones innoven no sólo en sus productos, sino también en cambiar su manera de trabajar para readaptar su estrategia, y así conseguir que cumplan el objetivo estrella: aportar valor real al cliente.
Muchas organizaciones creen “ser competitivas” sólo por el hecho de tener una cuota de mercado atractiva y por llevar décadas en el mercado. Pero no nos engañemos, una empresa nunca podrá Ser competitiva, sino Estar competitiva. Y esta es la gran cuestión que diferencia el éxito o fracaso de las organizaciones.
“Estar competitiva” implica la proactividad de estar en constante estado de alerta, es decir, vigilar qué está demandando el mercado, cómo se está moviendo la competencia, qué tecnologías están funcionando, qué cambios está experimentando la sociedad, y hasta cómo los marcos regulatorios impactan en la actividad de la empresa.
Y con todo ello, viene uno de los puntos más críticos: la transformación digital. Según el estudio realizado por la consultora Roland Berger, “sólo un 10% de las empresas de industria y un 15% de compañías de infraestructuras afirman tener una estrategia digital formalizada”. Aunque en los últimos años la integración de soluciones digitales ha aumentado, aún queda mucho trabajo por hacer.
Según el estudio de Zeter sobre la digitalización:
- El 59% no conoce en tiempo real los niveles de stock
- El 65% no tienen una vista en tiempo real de los planes de fabricación de los proveedores
- El 68% no conoce en tiempo real los volúmenes fabricados por todas las plantas
- Solo uno de cada tres fabricantes tiene la capacidad de reunir información procedente de toda la cadena de suministro
- Las empresas todavía utilizan medios de comunicación anticuados para transmitir información clave
La digitalización ya es el reto más importante de las compañías para lograr estar competitivas en los próximos años. Y los beneficios de ésta implantación son a día de hoy ilimitados. El impacto sobre los diferentes ejes de funcionamiento varía según la actividad y tipo de empresa, consiguiendo, por ejemplo, en los procesos industriales, bajar los costes de producción hasta un 20% de media, o los costes de inventario, que en este caso pueden bajar hasta un 50%, según el Instituto Fraunhofer para la ingeniería de producción y automatización (IPA).
Hemos de contar con que existen ayudas públicas a la ayuda de esta transformación. Las tecnologías que son susceptibles de estas ayudas, según el estudio publicado por Alimarket “Industria 4.0: Un desafío tecnológico necesario para aumentar la competitividad”, son principalmente: la ciberseguridad (81%), analítica de datos (75%), inteligencia artificial (74%), Big Data (64%) y Blockchain (68%).
Pero no nos olvidemos que, sin un compromiso elevado por parte de la dirección, así como de los proveedores tanto internos como externos, no podremos llevar a cabo esta transición tecnológica, ya que de manera implícita conllevará tanto un cambio organizativo como cultural de la organización.
Desde Sothis apostamos por que la digitalización deba ser transversal a todos los procesos de la organización, desde los sistemas industriales hasta los empresariales, sin olvidarnos de la base de cualquier aplicación: los sistemas, las comunicaciones y la ciberseguridad. Y en ello se basa nuestra propuesta de valor.
Gracias a ello, acompañamos a las empresas a experimentar la transición tecnológica, ayudando a que puedan estar competitivas en sí mismas. Aunque por supuesto, de ellas depende llevar en su ADN la proactividad del verbo “Estar”.