Hoy vamos a hablar de un tema del cual se lleva hablando unos años como algo de futuro, pero que a día de hoy ya se ha convertido en una realidad. Estamos hablando del conocido Internet de las Cosas.
Y aunque podamos pensar que es algo exagerado, lo cierto es que este nombre es totalmente literal. IoT es el concepto de conectar cualquier cosa a Internet. Y de nuevo reitero que hablamos de cualquier cosa, desde los objetos más cotidianos que podamos encontrar en nuestro hogar, nuestro coche, elementos de un hospital, un hotel y por supuesto objetos de la industria.
Ya existen muchos objetos en el mercado con esta opción y todos los estudios indican que la tendencia es que el número y tipo de estos va a seguir creciendo.
Analicemos como hemos llegado a este punto. Antes de que llegara Internet, las redes estaban destinadas a que personas hablaran con personas, teníamos la telefonía fija/móvil y el envío de SMS.
Podemos decir que, la primera versión de Internet, está centrada en el ‘Contenido’. Se utilizó como un escaparate donde las empresas y las personas, podían alojar información personal o de sus productos y ponerla al alcance de los consumidores. Esto derivó en un Internet de ‘Servicios’ donde podíamos utilizar directamente en la nube aplicaciones sin tener necesidad de tenerlas instaladas en nuestros ordenadores, hubo un auge en el comercio electrónico. En los últimos años, se ha convertido en un Internet de ‘Personas’ enfocado principalmente para fomentar las relaciones entre estas. Para ello ha surgido todo un mundo de redes sociales con aplicaciones como Facebook, Twitter o YouTube.
En el punto en el que nos encontramos, podemos hablar ya de un Internet de las Cosas, donde la comunicación ahora se realiza directamente entre máquinas, sin que se requiera la intervención de las personas. Por ejemplo, nuestro móvil informa directamente a los servidores de Google dónde nos encontramos y este nos indica si hay tráfico; y todo esto sin que nosotros lo solicitemos.
Vamos a ver qué actores intervienen en esta tecnología:
- Sensores/actuadores: Serán los encargados de recopilar los datos de su alrededor (sensores, como el GPS de un móvil) y transmitirlos a su entorno (actuadores, como la pantalla de ese mismo móvil). Esta información se recogerá siempre en tiempo real.
- Procesadores: Son el cerebro de este sistema. Serán los encargados de tratar estos datos y determinar que información es relevante transmitir. Siguiendo con el ejemplo del móvil, si permanecemos varias horas en un mismo sitio, que sentido tendría que el móvil estuviera transmitiendo a Internet su misma posición, provocando por un lado más tráfico en la red y por otro, causando que la batería del móvil se agote más rápidamente. Este proceso también se realizará siempre en tiempo real.
- Pasarelas: A pesar de que el número de dispositivos con conexión a Internet siga creciendo, sigue existiendo un gran número de equipos que no disponen de esta capacidad. Por ello, en muchos casos se utilizan estas pasarelas para proporcionarles este acceso.
- Aplicaciones: Son los programas consumidores de toda esa información recibida. Serán el punto final de esta comunicación. Le darán un sentido a toda esa información, generando patrones, aplicando Business Intelligence, etc.
En la siguiente imagen se puede ver como, según un estudio realizado por Cisco en el 2011, los dispositivos conectados a Internet duplicarían a los conectados en 2010. Y la previsión es que para 2020 esta cifra se vuelva a duplicar con respecto a 2015, alcanzando los 50 billones de dispositivos. Según este estudio, en ese año habrá casi 7 dispositivos conectados por persona en el mundo.
Obviamente, esto tendrá repercusión en la tecnología; para empezar, aumentará sustancialmente el tráfico de datos por las redes y por supuesto serán necesarios muchos más servidores para almacenar toda esta información.
Por otro lado, se requiere aumentar la seguridad en este tipo de tecnología. A la par que la tecnología crece, aumenta el número de cyberataques. Nadie va a querer que la información de sus equipos sea accesible para personas no autorizadas. Además, tal como hemos hablado, no solo vamos a recibir información, sino que podemos controlar remotamente algunos de estos equipos. Este poder en malas manos, puede provocar accidentes que incluso podrían llegar a ser mortales.
He empezado diciendo que todo esto ya es una realidad. Pues bien, muestra de ello es que toda la industria apuesta ya por esta tecnología, en todos los ámbitos. Empresas industriales de la relevancia de Siemens con su plataforma MindSphere y por supuesto los grandes del sector de las tecnologías, como IBM, con su plataforma IBM Watson IoT, Microsoft Azure, Google con su “Brillo OS Operating System for Internet of Things”, Amazon con AWS IoT, SAP Leonardo, etc, son buena muestra de ello.
En cuanto a las comunicaciones, vivimos en una época en la que, tanto a nivel particular como profesional, las redes que utilizamos requieren de mayor ancho de banda. Se consume mucho más contenido audiovisual, se transfiere y descarga una mayor cantidad de información, se controlan más instalaciones en remoto, etc.
En cambio, están surgiendo nuevas redes orientadas a la tecnología IoT, como la NarrowBand (banda estrecha). Una red que se está convirtiendo en un estándar industrial y que mejora la cobertura en zonas interiores y exteriores. Los dispositivos que utilizan esta red, están diseñados de tal manera que, a pesar de sus reducidos tamaños, sus baterías pueden llegar a durar más de 10 años. Además, el coste de estos equipos es normalmente bajo.
Ahora vamos a ver algunos casos prácticos donde podemos utilizar esta tecnología.
Supervisión de enfermos:
Imaginemos que somos un enfermo de corazón. Podemos disponer de un aparato IoT, que nos esté monitorizando las 24 horas. Ante el inicio de un problema cardíaco puede mandar un mensaje a nuestro móvil para avisarnos de ello, para que nos dé tiempo a ir al hospital más cercano, a la vez que avisa a urgencias o a nuestros familiares.
Esto también es aplicable a los equipos de teleasistencia de ancianos que viven solos.
Compras en supermercados
Aquí tenemos un claro ejemplo de un lugar donde tanto el comercio como los clientes pueden beneficiarse de esta tecnología. Vivimos una época en la que todo el mundo dispone de móvil. Gracias a la información de la posición, el comercio puede saber las rutas más habituales que hacen sus clientes. En base a esto, pueden saber los puntos más interesantes para colocar promociones, donde ubicar los artículos con menos venta, mandar avisos con descuentos al pasar por determinadas zonas, etc.
Fuente: europe-re.com
Industria
Existen muchos puntos donde es aplicable esto. Existen máquinas o partes de estas, en las que se puede recoger información de su rendimiento, sus parámetros de trabajo, etc. Esta información puede ser enviada a aplicaciones que la analicen y puedan detectar posibles fallos o averías, pudiendo realizar un mantenimiento predictivo.
Fuente: www.i-scoop.eu
Retail
En cualquier cadena de comercios, se puede implantar esta tecnología para recoger información local de cada uno de sus tiendas, por ejemplo, datos del contador de agua, del contador de energía, la climatizadoras o la central de indendios, entre otros. Esto nos servirá para tener un mayor control de consumos, poder centralizar el mantenimiento de las mismas, etc. Además, este es un claro ejemplo de un lugar donde los sensores no tienen muy extendido este tipo de conectividad, lo cual se solventa fácilmente utilizando una pasarela que recoja los datos y le otorgue la capacidad de poder conectarse a Internet.